Abrazando el error en las Organizaciones
Uno de los temas más interesantes que he estudiado en materia de la gestión de personal y de las organizaciones es la importancia de la cultura del error. La cultura del error hace referencia en términos generales a la importancia e incluso necesidad de la existencia y aparición del error dentro de una empresa como fuente de aprendizaje y crecimiento.
Si bien, a primera vista, podría sonar un poco contradictorio o extraño, pues en general las organizaciones y equipos buscan disminuir o eliminar el error de los procesos y en su gestión, el error y la forma cómo se aborda el mismo tiene un peso importante en el aprendizaje y crecimiento de las organizaciones.
Sé que muchos al igual que yo hemos escuchado la frase que dice “a veces se aprende más del error que del éxito”. Este es un dicho muy popular, tal vez trillado, pero no deja de ser cierto. Cuando una empresa, persona u organización busca la perfección y controlar todos y cada uno de los procesos y decisiones con el fin de evitar el error, puede generar efectos contraproducentes como los siguientes:
- Miedo al riesgo y a evolucionar. Precisamente esa necesidad de control y de obtener resultados perfectos, cero errores, genera miedos a asumir riesgos y en su caso evolucionar hacia nuevos estadios, negocios o servicios.
- Control excesivo, que retrasa procesos. El deseo de controlar todo cuanto ocurre en un equipo, organización o de una persona en su vida profesional o personal, retrasa los procesos por un exceso de supervisión, control, validación y revalidaciones, lo que a la postre puede volver los procesos tediosos, complejos, burocráticos y en algunos equipos hasta desmotivantes. Cuando hablamos que un gerente o cargo afín entra en este ciclo nocivo le denominamos micro-management. Esto en lugar de ser ventajoso para una empresa retrasa a la misma.
- Dilatación en la toma decisiones ágiles. Aunado a lo anterior, está el hecho que en la vida profesional y personal no siempre hay tiempo para analizar y revisar con detenimiento una decisión y todas las opciones posibles, no pocas veces nos enfrentamos a problemas o situaciones donde hay que tomar decisiones inmediatas. Sin embargo, muchas personas no toman la decisión a tiempo por miedo a equivocarse, dejando pasar oportunidades interesantes o generando más conflictos por la demora en la toma de decisiones.
- Puede limitar y cercenar la creatividad. El control excesivo, el miedo al error y la rigidez de los procesos perfectos en muchas ocasiones impiden dejar que la creatividad surja y darle rienda suelta, pues se pretende encasillar en procesos, controles, diagramas, flujogramas y procedimientos.
- Obsesión con la perfección. Acá voy a tomar un dicho de mi madre que dice “lo perfecto es enemigo de lo bueno”. La necesidad de control, la búsqueda insaciable del riesgo cero y de la eliminación absoluta del error, puede llevarnos a la trampa de obsesionarnos con la perfección. La obsesión con la perfección nos puede llevar a un ciclo desgastante de tareas absurdas, reiterativas y poco productivas. Incluso el perfeccionismo lleva a buscar errores donde no los hay o maximizar aquellos que se encuentran. De todas formas, dentro de las organizaciones y en general en la vida del ser humano la perfección es sólo una ilusión. Aceptarlo es muy liberador y te permite avanzar, aprender del error sin flagelarnos.
¡Nadie aprende a andar en bicicleta con rodines!. Recordemos cuando éramos niños y empezamos aprender a andar en bicicleta. Algunos empezamos con rodines, porque era la opción más segura, nos sentíamos más confiados y eliminaba o compensaba los posibles errores que podíamos cometer al mantener el equilibrio. Sin embargo, también nos retrasaba el aprendizaje. De hecho, el aprendizaje se aceleraba cuando ya no usábamos 4 llantas sino sólo 2, sin rodines. Por supuesto, todos nos caímos, nos raspamos las manos y rodillas y algunos otros hasta heridas más graves, pero eran estas caídas, raspones y moretones los que nos recordaban qué habíamos hecho mal y cómo corregirlo para la siguiente vez. Un proceso de aprendizaje muy vívido y que nos marcó para toda la vida.
Los flotadores no nos enseñan a nadar. Otro ejemplo que puedo mencionar es la natación. La forma en que realmente se acelera el aprendizaje, es quitándose los flotadores de los brazos e intentar flotar y dar las primeras brazadas sin ellos. Y sí, todos tragamos agua, se nos irritaron los ojos con el cloro de las piscinas o el agua del mar o nos hundimos algunas veces porque no pudimos flotar lo suficiente. Pero al final, con la guía adecuada y con el apoyo necesario, que siempre es importante en estos procesos de prueba y error, pudimos flotar y después nadar.
Esto me lleva a otro punto, la importancia de ver el error no como una tragedia sino como una oportunidad de aprendizaje y evolucionar. Precisamente la cultura del aprendizaje busca que las organizaciones, equipos y personas abracen el error. Algunas organizaciones ven el error como algo totalmente negativo, inaceptable y reprochable. Son esas organizaciones que buscan constantemente el error, pero para sancionar, reprochar y reclamar. Esto genera una cultura del terror, miedo al error, a la equivocación a no ser perfectos o suficientes. Esto es agotador, extenuante y desmotiva al personal.
Por el contrario, una empresa que abrace el error, ve el mismo como una oportunidad de mejorar, de crecer y de aprender. Se buscan soluciones, se trasciende del error a la acción y se extraen aprendizajes para la mejora continua. Eso no implica que no habrá procesos correctivos o incluso sanciones, pero el objetivo primordial no es este, no es amonestar sino mejorar. El acompañamiento de un tutor, mentor, de un líder que te enseñe y acompañe en este proceso es vital. Un líder que permita aprender del error y no sólo a reprochar.
Como último punto me gustaría abordar el tema del empoderamiento dentro de los equipos. Empoderar a sus subalternos y colaboradores para que tomen decisiones por sí mismos, sean autogestivos y asuman riesgos dentro de su ámbito de acción es importante. Para ello, debe generarse un ambiente donde se de pie a la creatividad, a la proactividad y por supuesto al error. Debe existir una cultura de apertura, diálogo y feedback y no de terror, miedo y control.
Esto generará que los procesos sean más ágiles, permite que los colaboradores se empoderen, se desarrollen y aporten valor al equipo y a la organización.
En síntesis, no le tengamos miedo al riesgo, al error, al equivocarnos, somos humanos, las organizaciones están constituidas por personas y siempre surgirá el error, cuando este surja, no huyamos, no nos torturemos ni atormentemos a otros por sus errores, abracemos el error y aprendamos del mismo continuamente.

